sábado, julio 14, 2007

Quito

Un cachorro tironea.
El árbol, muy fuerte para su prepotencia y esa torpeza de cachorro, de labrador alegre y pispireto.
Todo él.
Que alimento balanceado, que arroz con carne.
El cachorro devora, traga, no mastica, no saborea porque es cachorro.
Pedirle que madure es como pedirle al río que no fluya.
Pero el cachorro un día estira una rodilla y se le pianta un muslo, no de toro porque hay uno sólo, otro día la barbilla acusa más alegría y las canas evidencian que el reloj ha pegado más de una vuelta.
El cachorro mira el árbol. Comprende que jamás podrá tirarlo.
Camina, uno, dos y tres pasos. Se suelta de la correa y camina.
Ya no corre.
Vuela.

8 comentarios:

LLL dijo...

Me haces emocionar, hijo de puta...
No te hagas el Harry el duro, que a vos te cabe... en una de esas.
Gracias, amigo!!!.

Saludos, ahora desde Lima... en una horas Quito. (no podria quedarme... Quito... :P).

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

ljt:
Felicidades viajero.
Barranquería queda bajo custodia.

niñoespina

Carito dijo...

Se llama crecer eso...Bha eso dicen.

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Carito:
Ese cachorro que se fue, espero vuelva.
Aunque un perro volador...me suena a drogadicto.
Sabrá ljt.

niñoespina

Carito dijo...

Volverá seguramente cachorro crecido y quizá drogadicto.
Había un tema que era el gato volador o yo estoy drogada?

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Carito:
Me Re suena gordi, re.
Igual, seguro que estás drogada.

niñoespina

tsukinota dijo...

besos al cachorro

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Tsuki:
Besos con Visa.
Por las dudas.

niñoespina