jueves, julio 19, 2007

Roberto Fontanarrosa

Pequeño Homenaje a un Grande.

Era pendejo yo, era pendejo él.
Pero de qué mierda se cagaba de risa, ni idea.
¿Podés creerlo?
Mirá que con el enano eramos re-compinches, bueno, no digo que ahora no lo seamos, mirá sino, pero en ese momento teníamos menos obligaciones. Y viste, las obligaciones, la complicidad y la joda, van de la mano de la edad.
Yo vivía en su casa, prácticamente.
Me llamaban "el otro Juan Manuel", el amigo de la playa.
El enano me había metido a laburar con él y, yo, pendejo, acepté.
No me venía mal tener mis primeros manguitos.
Recién salido del colegio, tenía lo que quería.
Salíamos, íbamos a bailar, nos juntábamos por los bares, fiestas, caza de la inteligente y fútbol.
Claro, pequeño detalle en esta historia.
Que habilidoso era el enano, que hijo de su madre.
Tenía como una diablura en su gambeta, la pisaba, la amasaba.
Un día, antes de ir a uno de esos partidos, en su casa, la de sus viejos, en un barrio parque de La Boca, cerca de la cancha, ahí nomás de Lezama, estábamos como para salir. Pero como toda jornada Dominguera, la pachorra venía en picada.
Ahí lo al enano, tomando el típico café con leche en esa típica taza de vidrio marrón, cagándose de risa, casi atragantado, escupiendo las migas del pan con manteca y dulce de leche.
No recuerdo si le pregunté de que se reía, pero me pasó el motivo.
Ahí nomás, me acuerdo muy bien, me atraganté yo también.
Nunca más pude dejar de leerlo, ni de reírme al hacerlo.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Me alegra haber sido instrumento de la risa.
Cordialmente,
Yo.

P.D: yo no era tan habilidoso, era morfón.

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

errante:
Lo seguís siendo, ejem.

niñoespina

Carito dijo...

Todos tan pendejos , pendejo, que me impresiona.
alguna vez quiero ser cómo Eulogia.

Juans dijo...

Quien no soño con un perro parlante como Mendieta...
Y al contrario de lo que leí por ahí...el negro si se va...si se fue, lamentable pero real...

silvi a. dijo...

Me gustó! Lindo cuento para recordar al maestro.
Me puso muy triste que se haya ido y al igual que vos recordé la primera vez que lo leí y las carcajadas que me arrancó, lo adoré.

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Carito:
Las Mentes Brillantes parecen tener ese destino, final anticipado.

niñoespina

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Juans:
Lo de la inmortalidad es algo complicado.
Algunos la entendemos como trascender, en la memoria, en el recuerdo, en la risa.
Igual, claro que se fue.
Pero dejó algo, bien clarito.

niñoespina

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Sil:
Un genio que, encima, hace reir.

niñoespina