Alguna vez, a modo de parodia, hablé en primera persona en este blog.
¿Pero qué es este blog? ¿Para qué este blog?
Son muchas las cuestiones principales a definir y, aunque sería mejor intentar la cronología, a mí, se me apetece comenzar por el medio.
Yo no inventé al niñoespina, aunque decir eso no es totalmente cierto tampoco sería afirmar lo contario.
Arrojaré algo de luz.
Al terminar segundo año, en el Colegio Leon XIII, decidí dar vuelta una página.
El industrial no era para mí. ¿No era?
En ese momento no. Tenía 14 años y suponía que quería ser diseñador cuando ni siquiera comprendía el significado de la palabra.
Pero, a esa edad, comencé a mostrar cierta ciclotimia, cierto desequilibrio.
Claro, mi tercer año en colegio nuevo era decisión propia.
Mi fantasmagórico transitar también.
Así, en uno de los tantos recreos que yo vivía en el aula, daría nacimiento al niñoespina.
Pero no voy a olvidarme la declaración inicial.
En ese instituto conocí a una adolescente que luego sería mi novia. Esta niña, cuyo nombre preservo por respeto, dibujaba circulitos en un papel, cabezas coronadas de espinas.
Ese acto, producto de una mente en crecimiento, era rebeldía, bronca y encierro puro.
Cimientos para la construcción de un personaje que de ser niña eligió ser niño.
De esa época surgen escritos como Coraza, Muerte Mental y Camino Circular. Y, el premiado por el colegio, Ya no soy.
Corría el año 1997.
¿Pero qué es este blog? ¿Para qué este blog?
La necesidad de publicarse hace al escritor.
Sino se queda callado, y eso incluye no mover los dedos.
Este Blog es un contrato abierto, donde todos aquellos que lo visitan pueden abandonarlo cuando se les ocurra. Por suerte.
Pero este espacio, nace por la necesidad de inventar, de mentir, de crear fábulas, ilusiones o compartir sustancias más verídicas.
¿Pero qué es este blog? ¿Para qué este blog?
Voy a responderme, porque sino empiezo con los diálogos conmigo mismo y, ahi sí, no termino mas.
Este blog es un registro de mi realidad. Eso incluye el inventario de mis deseos sobre la misma y los humores, cambiantes, con los cuales transito de la mano.
En cuanto al motivo, es simple. Ser leído.
Por eso los comentarios son públicos y nunca los modero ni censuro. Aún, cuando muchos no me favorecen ni me convienen.
Ah, me olvidaba. Mi nombre y apellido es el título de la entrada, pero podrán verme bajo mi alias más conocido posteando y comentando a veces con sentido, otras quizás no tanto.