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viernes, febrero 10, 2006

Soy Indigente Señor Presidente

Leo el diario. Todos los días. No es una costumbre que arrastre hace rato, más bien es un suceso novedoso. Leo el diario. Todas las páginas. Desde las cartas de lectores hasta los anuncios fúnebres. No sé bien porqué. Aunque a veces sirve para encontrar desopilantes noticias. Ayer, y hoy con mayor reflexión, fue publicada una nota sobre el índice de la pobreza. Con el numerito. La cifra que separa la indigencia de la prosperidad. Mis ojos se abrieron desconmensuradamente. Los párpados se juntaron en el centro de mi nuca, la boca se me convirtió en albergue para moscas. No era muy jodido hacer cuentas. Cualquiera caería de inmediato. Me he mudado al coqueto barrio de Villa Pueyrredón. Claro, no es Barrio Norte, ni Zona norte, ni Belgrano, ni Palermo, ni Las Cañitas. Pero es lindo, o ya me acostumbré a pensarlo así. Es más barato, obvio. Entonces pienso en la cifra de tres dígitos encabezada por el 8. Doy vueltas y en voz alta vomito. Yo pago 600 de alquiler, y no es caro. Para nada. Y siempre hay que pelear porque te subo que no te subo que en realidad te ajusto pero no y quién sabe. Y no tengo cable, ni internet, ni teléfono de línea, ni voy al supermercado, ni me compro ropa nueva, ni hablar de cds. Fumo Next, experiencia parecida a ponerle gas a una ferrari. Pero en algo tengo que moverme y no me puedo colar. Viajo tanto en tren, subte y colectivo que sería fácil reconocerme. ¿Entonces? Entonces leo hoy que del gobierno dicen que el índice bajo 4 puntos. ¡¿Eso cuánto es?! ¿Veinte mangos? De todos modos como siempre, termino pensando que estoy equivocado. Vivir en esta abundancia no va más, tendré que resignar algunas cositas. Ahora los dejo, comer todavía lo manejo como necesidad.