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martes, febrero 20, 2007

No quiero vivir más.

No quiero vivir más
¿Cuántas veces una persona, en sus cabales o marstercares, puede repetir esa frase?
La respuesta es simple y se cae de madura, o bien por gordura.
Una persona dice que no quiere vivir más, hasta que muere.
Simple. ¿No?
No, para nada.
La mente humana no es simple. Tampoco es complicada, ya que somos simios e inadaptados.
El problema es que comenzamos a pensar. Su consecuencia es que abrimos la boca y esas chispas se hacen sonoras:
-Estoy triste, me quiero morir.
Decimos cosas que van a pasar de un modo u otro.
-Mi novia me dejo, te extraño pepona.
Nos ponemos algo pelotudos, desvariamos.
-¡Oh, jamás amaré a nadie como a vos!
Mentimos sin escrúpulos.
-Por vos daría la vida.
Sin pudor..
-Dejá, tenés razón, soy el peor.
Buscamos salidas rápidas.
-Hacés bien en no amarme más.
Denigrantes también.
-Merecés alguién que te valore.
Injustificables.

La vida es una sola, tómalo o déjalo.
Igual, que lindo es quejarse. Total, es gratis.
Yo no quiero vivir más y me quejo. Mucho, todo el tiempo.
Pero miedo no tengo. Bang Bang, estás muerto.
Mi temor es que quejarse incluya impuestos.
Ahí tendría que cambiar mi discurso y comenzar a vivir.

miércoles, febrero 14, 2007

Val en tín

Supongamos que estoy enamorado.
¿Qué me pasa? ¡¿Qué cornos me pasa?!
Me siento obtuso, confuso, difuso, intruso, peluso, cachuso.
Camino por las calles, desiertas de maldad para mí y mi estupenda vida, y todo/s me parece/n hermoso/s.
¿Me estaré volviendo loco? ¿Tenía un sentido del humor oculto?
Pues de repente, las viejitas se prenden de mis brazos para cruzar la calle y yo, colosalmente feliz, las ayudo. Pero no solamente a ellas, sino a ciegos, hombres con rueditas, perros y ratitas.
Le sonrío al policía, cuya plateada placa ladra un
Oficial Armando Amor.
Le compró revistas y diarios al canillita y le dejo el vuelto, de más por si acaso.
El día no se nubla y ya no importa si lo hiciera.
Las palomas me dan el ok aunque no tengan manos y los peces me guiñan el ojo con sus párpados inexistentes.
Ni el colectivero logra sacarme este estado fanáticamente amoroso.
Oh que bello día, que bella sinfonía y que bueno es el supermercado Día.
"Buen día, que tal, que gusto tiene la sal." (*)
¿Sal? ¡Puaj! Qué mierda la sal. ¿Qué vino a hacer entre tanto dulce de leche? ¿Entre tanto sentimiento aterciopelado y guantes de seda fina?
Me cagó esta puta sal, me arruinó el día, la vida y Lumi guía.
Eso último me hace acordar a los subtes y su maldita frecuencia.
Odio el transporte, la gente y su hedor, más nunca me gusto de Soda,
cuando pase el temblor.
El cielo se pone oscuro, al diablo con los enamorados. Este fue un año duro, no me jodan, insulsos, tarados.


Estar enamorado es más o menos algo así.
Un sube y baja constante, una montaña rusa interesante.
Asique, Valentín y su santo día podrán significar muchas cosas, diversas y cambiantes.
Yo prefiero a mi Val en tín.
¿Qué es?
Como el amor, es personal y sólo la persona que tenga el código sabra qué estoy diciendo.
Tener códigos, compartirlos y entenderlos es parte de comunicarse.
¿Esa no es una forma amor acaso?


(*) Frase de capusotto y de la sala, se me vino a la mente en el medío de tanta felicidad.