El muchacho estaba preocupado por ser un buen amante.
Se brindaba, a pleno.
Que toco, toco, y miro. Que flingui, flingui y ya está.
- Yo no sé, macho, porqué te hacés tanto problema.
- Problemón, diría.
- Bueno, eso. No lo sé.
- Y...
- Las minas son como el fulbo. ¿Me seguís?
- Ssi, ss...
- A veces se juega lindo, se pisa, se amasa y en otro momento quizás cambias de frente.
- Pero hay que hacer un gol y...
- Ya sé, ya sé. Pero a comer bien, a descansar. No se puede golear siempre, a veces con un puntinazo te llevas la copa igual.
El Animal Humano Masculino puede no tener puntería, aunque eso descarte su conocimiento del dónde.
El Animal Humano Femenino no piensa en la certeza sino en la trayectoria.
Claro, que esto es sólo una estadística. Nadie, hoy en día, repara en sutilezas.