jueves, febrero 08, 2007

Blur

El dolor aminora el ingenio.
He cometido la torpeza de detenerme al lado del monolito que, en otra época, ha sido testigo de mis triunfos más brillantes.
Hoy ni me dirigen la palabra.
Por lo menos, eso me pareció.

2 comentarios:

mi otro yo dijo...

Pero que no recibas palabras de los mismos que te apoyaron en tiempos brillantes, tal vez sea esa nueva oportunidad de recibir nuevas palabras o visiones de tus palabras. Y además quien dice que este tiempo no es brillante?
En fin cuídate siendo vos.

Te dejo un beso

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Una vez pensé brillante a un brillante.
Adquirí, entonces, un brillante para corroborar que tan brillante era ese brillante.
Me tragué ese brillante y no lo ví por un buen rato. Al término del cual me dirigí al baño.
Cuando revolví en el inodoro encontré al brillante y no era más brillante.

¿A quién le importa no? Y que me importa a mí a quién le importe.
Gracias por lo brillante sol.