Buena parte de los últimos tres años, he transitado mi situación laboral con total negación.
Alocado, me ví embarcándo navíos imprudentes.
Hoy, a un mes de la resolución, tan sólo a un mes de mi nuevo ritmo, gano la mitad y tengo el doble de tareas.
Antes eso, también, era motivo de queja.
Ahora soy feliz.
(Obviemos la última palabra, no sea cosa que mi ciclotímico espíritu me juegue una mala pasada)
2 comentarios:
espero que las tultimas palabras duren
Besos
sol: Duran, sólo que suelo confundirme. De puro pelotudo nomás o de emfermo.
Pinchazo!
Nñ
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