¿Azar?

Domingo 1º de Enero de 2006.
Amaneció cálido, despejado y ruidoso.
Otro pronóstico de tormenta que se desmoronaba.
Recorrí, respetando todas las velocidades, la vía que une Moreno con Capital Federal. En el límite con Provincia (a la altura de Constituyentes y General Paz) doblé a la derecha. Me detuve al menos 10 (diez) minutos en la estación contigüa a la bajada y empalmé Artigas para dejar el auto.
En el preciso momento de la entrada, mi viejo bajaba con el matutino entre las manos.
Enseguida pensé, qué hubiera sucedido si yo me demoraba más con el combustible, o si decidía no inflar los neumáticos. Más aún, podría no haber respetado las velocidades.

Luego de realizar algunas tareas domésticas, marqué el número de Nachi.
En breve saldría para su casa, sin saber cuánto me demandaría la espera de los transportes. (Bondi+Subte)
Pero me quedé dormido, muchas horas. Entonces, agarré lo necesario y volé. Literalmente.
El 114 venía a 5 cuadras, por lo menos. La espera sería breve.
Lo abordé, me senté en el primer asiento a la izquierda y abrí mi libro de Mitos Argentinos.
Al cabo de recorrer unas 5 o 6 cuadras, desvío la vista de mi lectura.
EJU 737 a través de la ventana, delante del colectivo.
La patente.
Mi viejo en el auto.
Lo llamo. Le comunico la coincidencia y el me enuncia la suya. Ibamos para el mismo lado.
Me bajé y me alcanzó.

Podría haber dormido segundos más o menos, o decidir cambiarme de ropa. Al salir y dudar sobre las llaves que puse en la puerta, no volví para quedarme tranquilo. Podría haberlo hecho.
El 114 recorrío en x cantidad de tiempo el trayecto desde el autódromo hasta Mosconi y Artigas. Y coincidimos.
Me senté del lado izquierdo, adelante; cuando todo el colectivo (casi) estaba disponible.
Desvié mi mirada del libro en el momento preciso e indicado.
Lo único que le pregunté a mi viejo, fue si iba para el mismo lado. No sea cosa que empiece a creer en el destino.

Inspirado místicamente en niñoerrante