viernes, diciembre 22, 2006

Ausencia Necesaria











El cierre del año es un fenómeno psicológico cuya duración, de una semana exacta, transitamos con ansiedad y autocrítica.
Siete días donde se nos ocurre arreglar y emparchar lo que en un año no hemos podido. Donde nos acordamos de personas que, durante el 85% del período anual, descuidamos o desvalorizamos.
Yo no creo que todo se defina en tan poco tiempo, pero resulta que el balance se cierra siempre a último momento.
Lo esencial es no perder la memoria.

Durante el resto de los meses hemos transitado las horas de diferentes modos, algunas con desventura y, en otras ocasiones, con más felicidad.
Pero estas épocas, recargadas de emotividad, nos nublan la mente. Entonces algunos nos tornamos drásticos. Otros, por suerte, no.
Yo, si bien el tiempo me va deteriorando, soy un ser de gran memoria. A veces al serivicio del rencor y el reclamo, aunque no confundo lo importante.
¿Qué es eso?
¿Vivencias? ¿Gestos?
Lo importante es no pasar desapercibido, dejar una marca, un rastro.
Razón por la cual todos los destinatarios de este mensaje me leen en estos momentos.

He decidido pasar las fiestas de otro modo, inusual, atípico y reflexivo. Porque más allá de todo lo que me rodea, el núcleo, que lo une todo, no se encuentra en óptimas condiciones.
Hay frases trilladas, de filosofos de bolsillo, que voy a evitar. También los agradecimientos, pues hemos tenido todo un año para compartir situaciones o palabras, abrazos y respaldos. El día a día o las interminables charlas. Llamados, consejos, sonrisas y llantos. Silencios.
Realmente soy afortunado. Tengo familia y otros que siento como tales. Hermano y amigos que parecen serlo. Compañeros y consejeros diarios.
Pero es dificil sentirse comodo cuando el problema esta en uno. Cuando las dudas surgen desde el nexo que todo lo vincula.
Por eso me voy. Por eso digo, a los que no entienden mi proceder, que para huir no es preciso recorrer kilometros. Algunos lo hacemos sentados y en silencio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

estas palabras, hoy, pueden ser mías. le paso el final de uno de mis poemas: «se puede morir de muchas formas/ yo voy a hacerlo/ sentada en una silla». sé que usted comprende.