jueves, septiembre 29, 2005

Las Peripecias del Primer Hijo

Somos un proyecto de otros, y epicentro de diversos litigios.
Primero eligen tu sexo.

Que uno quiere que seas mujer y otro varoncito ¿Y Vos? Nadie te consulta.
Después seguimos con la elección del nombre, eslabón perdido en una cadena anorme de varibales innumerables, que probablemente culmine con la menos pensada resolución.

Que, obviamente, odiaremos y cuestionaremos por el resto de nuestra existencia.
¿Porqué me pusiste Juan Manuel? ¿Porqué me pusiste Juan Manuel?
Ahora bien, corramos en el tiempo. ¿Cuánto nos dura el Reinado?

¡Nada!
Cuando vos estas fumando una habano de chocolate con el Sucoa on the Rocks, notás que tus padres se ponen mimosos y empiezan a decirte que va a venir un "regalo del cielo" a visitarnos (para luego quedarse).

Empezás a vislumbrar que, nuevamente, se libra una batalla acerca de la sexualidad y del nombre del nuevo inquilino. Y vos pensás: "ojalá que salga puto".
Y así ves como le hablan y miman a una panza y vos, solito solito, hacés todo lo posible por que se ocupen de vos. Te das la cabeza contra el cemento, te abris el mentón con una banco de mármol, te tragás bolitas, clips, destornilladores de relojero, monedas...y nada.
Después te dicen "hay que quererlo al hermanito". Ja! A ese!
De pronto Flash! Se vino el pendejo, es horrible, ¿ese era? Es peludo, gordito y (seguro) maricón. Aunque, lo querés al pendejo, le apretujas los cachetes hasta dejárselos morados, le tirás del pelito, jugás al boxeo cuando le llevas el doble de estatura.
Pero lo querés. (a ese enano regordete) Aunque el que debería rendirte culto es él, vos le marcas el camino, se lo abrís y mostras, se lo limpiás de permisos restrictivos y privilegios.
Tu hno menor ("el segundito"), siempre usará el auto antés que vos, irá a bailar ni bien deje el chupete y llevará chicas a casa cuando abandone la mamadera.

Sin escalas, el inmaduro sos vos y el ejemplo es él!. Estamos todos locos.
De todos modos, vos le pasás toda tu ropa, fuera de onda y de talle.

Alguna venganza debíamos tener.

Con el tiempo crecen estos intrusos y te das cuenta que los querés más.
Puta che! Ahora querés ser hno mayor de nuevo, pero el pendejo ya anda en otra, no le hagarras los cachetes ni de puta, porque ahora se los pellizca su minita, esa...la nueva intrusa.
Así somos los primeros hijos, queremos todo para nosotros. Ojo, hay una versión más violenta; cuando la que rompe el reinado es mujer. Un hermano guardabosque, pero esa es otra historia...

¿Y te acordás cuando querías que salga maricón?

Ciudad vs. Pueblo

Cuando ingresas a un pueblo se nota.
Sos porteño.
Esa identidad que a vos te enorgullece, allí te delata. Es un cartelito, un prejuicio, un castigo, un karma que arrastras y que los “pueblerinos” te hacen notar de por vida.
¡Racismo!
Te critican porque estás a la moda, sos fashion. Aceptalo, no podes vivir sin la marca tatuada en tu piel. Vivís de lo que está en onda y al grito del mercado.
Los primeros síntomas se manifiestan cuando:
1. A llegar, ves que estos vetustos del Under poseen marcas caras que vos mismo usas invirtiendo todo tu sueldo para pertenecer a la tribu urbana. Pero ellos se te cruzan a Ciudad del Este, son mersas.
2. No te entra en la cabeza como hacen para vivir sin play station, sin cine, sin shoping, sin boliches, sin smog…Pero llegaran los cines y los boliches... aunque claro, vos lo viviste primero.
3. Te vas de vacaciones a Brazil, carnaval, sol, playa y arena. Y ellos te invaden con sus mallas fuera de onda y calzado re out. Ellos además viven más cerca, es como si vos te fueras de vacaciones a Olivos. Que grasa gordo!
4. Si acá usas pulsera de silicona, allá son cultores de las de tela y sólo te llenas de tierra colorada cuando terminás tu clase de tenis con el profe del country. Re in.
5. Las Fiestas, la música. ¿Dónde está el brit pop y los sonidos tecno de la niu generation?
¡Por Dios!, esto es lo menos, me vuelvo a la metropolis.

Pero te hacés grande y esos lugares tranquilos te gustan. Te hacés una “escapada”, no sea cosa que piensen que queres establecerte allá.
Te quejabas del pueblo chico y los rumores veloces, pero consumís Caras, Gente, Rial, Lucho Avilés y siguen las firmas.
Encima sale lo nuevo de la tele moderna, y te encierran en una casa para que vean todo lo que haces (¿?) y decís; y para que cumplás pruebas tan modernas y difíciles como ordeñar una vaca o ponerle salsa a los fideos.
¿No somos re top?

Un Pancho y una Coca

Hoy me desperté lúdico (no lúcido, que no es lo mismo), así que le propongo un
pasatiempo.
Supongamos que usted se fue del país antes del 2001, o que…fue víctima de un
secuestro express y se reinserta al sistema luego de varios años. O mejor no, supongamos
que ha perdido toda confianza en esta nación, y se niega a leer diarios o prender
la televisión.
¿Muy común cierto?
Pensemos, pues, en algo más extrapolante.
Ya está, ha sido víctima de una abducción. Unos seres de otra galaxia, que no son ni
verdes ni amigables, se lo llevan de paseo para estudiarlo. Digamos que por esas
casualidades logarítmicas es devuelto a esta esfera si daño alguno.
¿Me creería si le digo que la política, ahora en Argentina, es un gran reality show?
Pase, vea.
Ahora se encuentran todos dentro de una gran casa, tan grande como la provincia de
Bs.As., y pelean un lugar por la gloria. Recurren a todo tipo de estrategias para que la
gente los vote, algunas mostrando las tetas y otras insignias religiosas. Algunos ponen
cara de perro y otros de ositos cariñosos. El mestizaje resulta igual de variado, hay
chetos y gente mas “como uno”, esta la trola y la monja, esta la “señora de” y la otra
“señora de” que se hace la soltera. Cada cual con su confesionario, obvio.
Las tareas que realizan no son muy diferentes a las que se desarrollan en este tipo de
programas, más de lo mismo. Hacer y decir nada, pero que parezca que es algo.
Llenar espacio.
Afuera conducen el programa: jorgito, el rey del chimento y la dupla deportiva más
contradictoria, la del buen momenta.
Ah, usted me pregunta cual es la propuesta de cada uno.
¿Sabe? No lo sé.
Entre tanto ping pong pensé que estaba en feliz domingo o en café fashion
Ahora tengo miedo, quizás es una estrategia esto de confundirnos y dejarnos medios
desorbitados. Por las dudas, amigo/a, si alguien viene con un pancho y una coca para
captar su voto…no le haga caso.
No vaya a ser que el pancho este adulterado, vió.